En Kaktovik donde la noche reina durante días y los osos polares pueblan a sus anchas como en ninguna otra parte del mundo, un grupo de estudiantes inui creó hace 30 años un sistema numérico que se adaptara a su forma de contar. Hoy compañías como Google trabajan en su digitalización y pronto podrás teclearlo desde tu móvil y ordenador.
Lo que consideras números, es decir el 1, el 20 o el 100.000 pertenecen al sistema de numeración conocido como indo-arábigo. Adoptado hoy por la mayoría de sociedades, su universalidad es relativamente reciente. Fue desarrollado en India hace unos 1.500 años, popularizado por los árabes y extendido por el mundo tras su llegada a Europa en la Edad Media.
Pero existieron y existen alternativas numéricas que reflejan más adecuadamente las culturas a las que pertenecen.
Así en los años 90 un grupo de estudiantes kaktovik junto a su profesor ideó una numeración que se adaptara mejor a su forma de contar en lengua iñupiaq. Con ello además lograron hacer las matemáticas más intuitivas para ellos.
Desde entonces casi había caído en el olvido, cuando a finales de 2022, Unicode, un estándar de codificación de caracteres, incluyó los números kaktovik en su última versión.
«Eso significa que cualquier persona en cualquier parte del mundo con un ordenador puede acceder a producir cosas utilizando estos numerales», señaló entonces al Anchorage Daily News el antiguo profesor de matemáticas William Clark Bartley, cuyos alumnos inventaron el sistema en 1994.
Creando el Kaktovik
En el sistema de numeración indo-arábigo de base 10, los números van del 0 al 9. Pero en iñupiaq, al igual que en otras lenguas inuit los números van del 0 al 19. Se trata de un sistema de base 20 con una sub-base de 5.
Es decir, cuentan en puntuaciones —como en algunos números franceses como quatre-vingts ‘ochenta’—, con numerales intermedios para 5, 10 y 15. Así por ejemplo, 16 en kaktovik se compone de 15 y 1.
«Antes de crear estos numerales, utilizábamos los números arábigos y, visualmente, no conectaban con nuestra lengua», explica en el medio alaskeño Alicia Solomon, que entonces cursaba octavo. «Y empezamos a preguntar a nuestro profesor: ‘¿Y nuestros propios números? ¿Nuestro propio sistema?'».
Así, los dígitos Kaktovik se crearon para reflejar gráficamente la estructura léxica de este sistema. Se componen de trazos rectos unidos en ángulos agudos que se pueden escribir sin levantar el bolígrafo.
Por ejemplo, el número siete se llama tallimat malġuk en Iñupiaq (‘cinco-dos’), y el dígito Kaktovik para siete, es un trazo superior (cinco) más 2 trazos inferiores (dos). La lengua iñupiaq no tiene una palabra para el cero, y los alumnos decidieron que este dígito en kaktovik debía tener el aspecto de unos brazos cruzados, lo que significaba que no se estaba contando nada.
Debido a su diseño la aritmética con los números Kaktovik resultó ser sorprendentemente visual. Operaciones como sumas, restas e incluso divisiones largas pasaron a ser casi figuras geométricas.
«Los alumnos descubrieron, con sus numerales, que podían resolver los problemas de una manera mejor, más rápida», asegura Bartley, en un artículo de Scientific American. «Los chicos han ideado un sistema brillante. Los numerales, basta con mirarlos, y se puede ver lo que significa el numeral».
Lo cual tuvo inmediatos efectos. En los exámenes estandarizados de matemáticas los alumnos pasaron de estar por debajo del percentil 20 a estar «significativamente por encima» de la media nacional.
Google quiere llevar el Kaktovik a tu móvil
Tras su surgimiento, el sistema fue ganando en popularidad.
El consejo de educación de Utqiagvik, sede del distrito de North Slope Borough, aprobó una resolución que extendió los numerales 800 kilómetros a lo largo de la costa ártica. El sistema fue respaldado por el Consejo Circumpolar Inuit, que representa a estas comunidades en Alaska, Canadá, Groenlandia y Rusia.
Pero debido a los estándares estatales impuestos por ciertas leyes federales, con el transcurrir del nuevo milenio, los números de Kaktovik quedaron relegados a un papel marginal a pesar del impacto educativo demostrado por el sistema.
Su aparición en Unicode podría cambiar esto. La nueva versión, Unicode 15.0, proporciona un identificador virtual para cada número kaktovik, de modo que los desarrolladores puedan incorporarlos a las pantallas digitales.
No solo eso, Según Craig Cornelius, ingeniero de software de Google que colabora con Unicode, el gigante tecnológico está trabajando en una fuente para los numerales.
En marzo, la compañía puso a disposición de los ordenadores una versión preliminar aunque no aparecerá en el sistema operativo Android hasta finales de verano, asegura a Scientific American. Aunque para extender su uso también habrá que «producir teclados para ordenadores de sobremesa y móviles», añade.
Para quienes no quieran esperar tanto, Cornelius ha creado ya un teclado digital que permite utilizar ahora mismo los números kaktovik.
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